miércoles, 20 de marzo de 2013

That should be me- capítulo 6


Hola, buenas noches.  He tenido una pequeña recaía en mi mano,  pero sigo aquí esperando les agrade estar historia. Otro capítulo más de That should be me, donde Tom comienza a encajar las piezas del rompecabezas.

@Rosy, espero que este número de letra esté mejor y sea más cómoda para leer. Igual a quienes leen la historia pueden dejar sus opiniones y comentarios.
Sin más les dejo este capítulo y espero continuar trayendo más capítulos... Buenas noches y un enorme beso, disfruten leer 
 




Seis


La mañana estaba nublada. Las nubes grises amenazaban con descargar en el momento menos pensado, pero aun así, Bill caminaba paciente con el trabajo de su novio en mano.
Atravesó los edificios hasta llegar al de su novio para entregarle el trabajo que había acordado hacer. Había sido mucho, realmente se pasó las dos noches en vela por hacer el trabajo, pero eso no importaba.

Georg  estaba sobre el escritorio de los profesores,  contando bromas en el centro del círculo que sus  amigos le hacían para escuchar.


Bill legó cabizbajo, no se sentía con la confianza de interrumpirlo  cuando su chico estaba hablando, ni tampoco para interrumpirlo en frente de sus amigos; así que se tiró en el piso fuera del aula, con las piernas cruzadas  a esperar a qué él acabara de ser el centro de atención.

La campana sonó y escuchó como Georg cambiaba su tono de voz de uno agradable a uno agresivo. Los pasos se aceleraron y pisaron fuerte, cuando Bill miró a Georg asomarse.

—Hola Georg — saludó un tímido Bill.

—¿Dónde te habías metido, sabes que  el trabajo era para ahora?

—Aquí he estado, solo que no te he querido interrumpir. — respondió apenado, como un cachorro regañado. Comenzaba a ver el fuego en la mirada de Georg y no era precisamente de pasión. Lo tendió en su mano, pero Georg no lo tomó.

—¡Te he dicho que cuando se trate de este tipo de ‘asuntos’ vengas a mi inmediatamente!

—Buenos días caballeros — Dijo la profesora, sonriendo al verlos en la puerta—. Hagen, no te tardes mucho.

—No tardaré. — La maestra se introdujo en el salón y las patas de los asientos comenzaron a arrastrarse al alinearse en filas.

Georg tomó a Bill del brazo.

—¡Auch! — se quejó el moreno al sentir los dedos del castaño atrincándosele en la carne.

—¡Deja de ser tan mariquita y camina! —ordenó acallando cualquier quejido mientras caminaba con él halándole el brazo, casi a rastras lejos de donde los escucharan.

Bill obedeció, intentando disimular el dolor que se acrecentaba en su brazo y la humillación que crecía en su interior.

—Entrégame el trabajo. —Le ordeno a unos pasos más alejados de la puerta del salón. Le soltó el brazo y Bill se sintió aliviado en cierta forma.

—Aquí están — Bill sacó de la mochila un montón de carpetas y Georg las tomó con una mano.

—Espero que estas no estén llenas de faltas como la vez pasada. Si me haces quedar mal, te irá mal a ti también. — amenazó con una mirada filosa que se filtraba entres sus miedos acrecentándolos mientras daba una hojeada a las carpetas.

—Las he repasado en busca de errores y no encontré nada. —Georg le miró fijamente. Sentía vergüenza, se sentía pequeño en ese momento y solo tenía ganas de irse, irse lejos y pronto. Tenía miedo incluso que  Georg estuviese tan molesto que lo abofeteara en medio del pasillo.  Apretó los parpados, deseando que  terminara ese momento. Georg le daba miedo cuando estaba molesto.

—Lárgate ahora. — Muy bajamente le habló, con un desprecio enorme colgando de cada letra que emitió y le ignoró, para ver luego a un Bill que daba pasos agigantados casi corriendo en sentido opuesto.




[*]


Bill estaba sentado en una mesa, cabizbajo y meditabundo.

—¡Hola cielo! —Una voz lo sobresalto; era el sonido de la voz en modo amoroso de Georg. Bill volteo a mirar con cuidado sin hacerlo directamente, sintiendo miedo de hacer contacto visual —¿Qué pasa, por qué tan serio? — preguntó el castaño como si nada hubiese pasado. Acercándose a la mesa y quedando frente a él.

Bill se relajó y soltó el aire que comenzaba a doler en sus pulmones.

—¿Cómo te… fue con el trabajo? — Se atrevió a preguntar, pero todavía no miraba a su chico a los ojos.

—De momento la maestra quedó contenta con la presentación. Me felicito de hecho —dijo con orgullo el castaño —, expuso mi trabajo como muestra de cómo debían de hacer la presentación para los siguientes trabajos —Su ancha sonrisa satisfactoria le hacía verse inclusive feliz —. Creo que nos irá bien.

Bill cerró los ojos, de verdad a Georg ya se le había bajado todo el enojo, así que podrían volver a estar como antes y le ofreció una sonrisa como respuesta. Pero no se mostraba tranquilo del todo.

Georg dio un brinco y  se colocó al lado de Bill.

—Oye cielo, solo quería ver que estuviera todo bien, tu sabes lo importante que es para mí  mantener mi buena reputación en la escuela y… Me alteré, sé que estuvo mal — Bill hizo contacto visual por primera vez con él en ese momento. Georg le echó el brazo por un lado, encima de los hombros y sonrió con coquetería —. Pero tú también tienes la culpa de lo de esta mañana, sabes que las tareas me las debes entregar antes de que el maestro llegue al aula. ¿Lo sabes, verdad?


—Lo sé, perdón. Es solo qué… llegué a la puerta y te vi con tus amigos, y… sé que no te gusta que te interrumpan por eso pensé que sería mejor esperar afuera.

Georg sonrió compasivo, chasqueando los labios en una negativa.

—Tu no debes de pensar, cielo — señaló  acariciando el cabello de Bill —. Tú debes de hacer lo que yo te diga solamente ¿He? —Bill sonrió pidiendo disculpas —Pero te perdonaré por esta vez. Y mira, para demostrarlo tengo unas galletas aquí en la mochila, espera. —Tomó la mochila que reposaba sobra la mesa y comenzó a abrir el cierre de esta…




[*]



Gustav y Tom acordaron  ir a la cafetería a tomar algo. Los dos iban en silencio, mirando a todas direcciones, solo así hasta que Tom  por error  volteó a donde no debía.
Su corazón casi se detuvo y los colores de su piel se fueron completamente, incluso, sus ojos se abrieron de sobre manera y la boca se le secó.  Sin darse cuenta detuvo su paso.

—¿Qué pasa? — preguntó Gustav al ver que su amigo se había detenido y estaba comenzando a ponerse pálido.

—¡Es él! — Apenas dijo Tom audiblemente, lleno de asombro, pero al ver el acompañante de la persona a quien sus ojos miraban no podía creerlo — ¡Maldición! — soltó de pronto.

—¿A qué te refieres? ¿De quién hablas?

—Maldita sea. Es él, y está con él.

—¿De quienes estás hablando? — Gustav aun no comprendía. Pero Tom parecía estar seriamente preocupado. Su frente se arrugó y sus ojos miraban con reproche.

—Es Bill.

—¿Quién es Bill?

—Vámonos. — solo esa fue la respuesta de Tom.

Dentro de él, un nudo inmenso se había formado.
Bill se reía alegre, mientras daba mordidas a un galleta que le ofrecían en los labios. Tom solo sintió como todo por dentro se le estrujó,   y no podía creerlo.

Gustav por su lado no comprendía nada, pero al ver que su amigo había emprendido camino, con el paso demarcando su rabia solo le siguió.
Tom llegó a la cafetería y sin decir palabra tomó un té helado de la vitrina de bebidas,  la pagó y se sentó en una mesa lleno de furia.

—¿Me puedes decir que mierda  es todo esto? —  Gustav miraba hacia abajo con los brazos cruzados por encima de su pecho, mirándole con reproche.

—Bill

—Eso ya lo entendí, has dicho lo mismo, pero no me dices a quien te refieres ¿Quién es ese tal Bill?.

—Es que no me lo puedo creer. — Tom se llevó las manos a la cabeza, acariciando sus rastas en un vano intento por calmarse. Por su cabeza trataba de hilar. Era Georg. Era él el maldito novio psicópata que Bill tenía. ¿Cómo era eso posible? ¿Cómo era que justamente ese tío patético fuera el novio de Bill? Y no era de asombrarse mucho después de lo que Bill le había contado. En verdad era un imbécil al ser novio de él. Bill no se merecía un novio como Georg, al menos de las dos veces que se habían visto era algo de lo que estaba seguro.

—¿Me vas a decir o quieres que me largue para que medites tus paranoias?

—Siéntate. — le ordenó sin mirarlo en medio de un pequeño césped.

—Ahora si me estás asustando.

—No es nada de qué asustarse — le miró directamente a los ojos con la mirada llena de preocupación—. Hace rato me tiraste un rollo de que querías que te dijera, pues ahora te quedarás sentado y me escucharás.

Gustav obedeció nervioso y preocupado. Su amigo Tom seguro era que algo tenía, y por tratarse de Georg no sería nada bueno.

—¿Por dónde empiezo?

—Por el principio. —Tom parecía quererle dar vueltas al asunto.

—Bueno,  ¿Te acuerdas cuanto te conté de la chica que lloraba en la parada?

—Sí, me acuerdo. — Rememoró.

—Realmente no era una chica, era Bill.

—¿Bill? ¿Quién es Bill?

—Es un chico, no era chica, era él, Bill. Y bueno, me regresé y no sé si te acuerdes bien de la historia como iba, de su novio patético que le había puesto los cuernos y todo eso.

—Sí, me acuerdo que te estuviste comiendo el coco aunque lo negaras… ¡Haber, haber! —Reaccionó de pronto el rubio —¿Me estás diciendo que no es una chica por la que te comiste el coco, que era un chico por quien te ibas temprano a ver  si encontrabas a la parada?

—Ese no es el punto.

—¿Y cuál es?

—Que su novio es Georg. Bill es novio de Georg.

—¿Qué Georg? ¿Tú Georg? — Su expresión de asombro hizo su cara un poema. Gustav apenas estaba intentando asimilar todo, pero la información no era procesada tan rápidamente.

—No es mi  Georg, es el infeliz patán.  Es el novio de Bill, y ahora ya comprendo. — dijo de pronto, su cabeza trabajaba a mil revoluciones, concentrando todo, armando el rompecabezas de información que tenía, las piezas encajaban perfectamente.

—Pues yo aún sigo sin comprender.

—Otra vez — murmuró Tom con un deje de molestia en su voz —. Cuando conocí a Bill estaba  llorando porque su novio había besado a alguien más, le había humillado, y  cuanta mierda…   El punto es que es el mismo día que  Janet se besó con Hagen, después Bill me contó que le había perdonado y que su novio le prometió no hacerlo más, cosa que no creo, pero hoy lo miro riéndose con él en la banca de la entrada de la cafetería, comiendo de una maldita galleta que le daba en la boca, supongo que es el mismo, o sea, Hagen es el novio de Bill. Y no creo que sea alguien más porque el mismo Bill me dijo que no dejaba que nadie se le acercara, que es posesivo y celoso, ya vez, como el  buen estúpido que es Hagen.

—O sea que Georg es el novio de tu queridísimo tormento que ahora descubro es un chico y que es el mismo que te dio baje con Janeth.

—Exacto… ¡Que qué!... No es mi tormento — sentenció con el ceño fruncido.

—Vaya, que enredo.

Tom no dejaba de hilar todo, y ni a pesar de estar todo tan claro lo creía.
Apretó los puños de sus manos. Odiaba la idea de pensar que Georg fuera el novio de Bill, no era posible.




 ***Gracias a quienes se han tomado la molestia de dejar un comentario, de verdad es muy motivante el leerlos y saber que alguien está invirtiendo su tiempo**
Chao y que estén increíblemente bien  

wibiya