domingo, 3 de marzo de 2013

That should be me - capítulo 4


Hola people, ¿cómo están? Ta tengo otro capítulo de that should be me, espero les esté gustando la historia.  Besos y a leer ;)

Cuatro.

Había pasado más de un mes entero sin saber de aquel chico que lloraba. Incluso su mente ya ni lo recordaba.


Caminó con sus mp3 puestos en las orejas,  ahora Sami Delux rapeaba intensamente, mientras Tom, seguía la letra con sus labios sin emitir  sonido, moviendo las manos de vez en vez a modo de rapeo.

Desde muy pequeño fue su gran predilección ese tipo de música.

El día estaba soleado y tenía planes para ese día en la noche.  Él y Gustav saldrían de juerga, los jueves había un pub que se llenaba hasta el tope por ser día de ‘chicas no cover’,  entonces ellas iban a pase libre y el lugar se abarrotaba de tíos en busca de ligues, seguro era que necesitaba encontrarse a una  con lindos pechos que le distrajese de la tediosa universidad.

A pesar de estudiar música, le daban tanta teoría que consideraba innecesaria ¿para qué tanta mierda?  Se repetía siempre. Pero era así y no había nada que pudiese hacer en contra.

Caminó sin prisas a la parada de autobús. Siempre el mismo sitio, siempre los mismos rostros.
Llegó y miró el reloj de pulso, solo faltaban 5 minutos y llegaría.

Elevó más la música, pero de pronto alguien tocó su hombro llamándole.

Frunció el ceño, nadie le buscaba en ese lugar, no tenía ningún amigo  en la universidad excepto Gustav quien iba en dirección opuesta a la suya a otra parada, así que sin mucho ánimos se giró a ver de quien se trataba.

Cuando su rostro giró completamente una sonrisa esperaba por él.
Tom no pudo evitar hacer un gesto de sorpresa.

— ¡Hola! — leyó los labios del chico  que le hablaba ya que la música era demasiado elevada y al instante  Tom sonrió sin pensarlo.

Inmediatamente metió la mano al bolsillo derecho del pantalón y pulsó el stop de sus mp3.

—Hola. — dijo algo sorprendido, ya ni se acordaba de Bill.

Ahora se miraba mucho mejor, su cara estaba limpia y despejada, pero sobre todo, su mirada estaba relajada,  los labios rosados, los ojos enmarcados de negro encima de  unos intensos ojos cafés mirándole alegres.

— ¿Cómo estás? ¿Hacía mucho tiempo no te veía? — dijo el pelinegro después de ver que se quitara las bocinas.

—Sí, es verdad. Pues yo bien ¿y tú que tal, como va todo?

—Bien, muy bien.

—Me alegro mucho. — Tom  se sintió extraño. Ese encuentro parecía el de dos viejos amigos que ya no tenía tema de conversación, pero pese a eso, le daba gusto verlo, sobre todo ver que se miraba bien — ¿Y has vuelto de casualidad? — preguntó con naturalidad.

—No, aquí es la parada que me lleva a casa.

—Pensé que sería otra, nunca te volví a ver por estos lugares.

—Sí, es que mi novio a veces me lleva en su moto o me quedo un rato en la Uni a la hora de salida, ahí nos vemos.

Tom trató rápido de hacer en su mente memoria de quien traía moto en la universidad, pero no dio con ninguna cara dentro de su mente de momento. Había muchos chicos que llevaban moto. Ahora sabía que era uno de ellos.

— ¿Sigues con él? — preguntó con un deje de rencor, le costaba pensar que lo hubiese perdonado. Tal vez sí era un imbécil después de todo, perdonarle  un beso de  otra persona frente a él, era de no estar muy bien, o tener tan baja autoestima como para soportarlo, más sabiendo que no había sido la primera ocasión.

—Sí. —dijo Bill sonriendo.

¿Cómo era posible que  sonriera  y se mirara tan feliz?

Tom le miró con detenimiento, su sonrisa era tan genuina y parecía contagiarse, era sana y pura, como la de un niño inocente que ríe de las cosas menos inesperadas.

—Vaya. Y… —dudó en preguntar, quizá se había sentido con mucha confianza por conocer la situación, pero le preocupaba si seguía siendo un patán con él. — ¿No ha vuelto a pasar… Pues… Eso? —dijo con dificultad,  ni si quiera se atrevió a decirlo por su nombre, solo diciendo ‘eso’ para referirse al tema.

—No.  Ha cambiado, prometió no volverlo a hacer y parece que está cumpliendo.

—Me da gusto. —Tom esbozó una sonrisa forzada, realmente no le daba gusto que siguiera con él, le daba gusto el verlo bien que era diferente.

Se hizo un silencio después de eso.

Tom giró sus ojos al suelo y no sabía de qué más hablar con el chico. Era algo demasiado extraño, incluso, no sabía por qué le importaba saber si su  vida iba bien.

—Hoy está soleado. —Dijo de pronto Bill, el clásico rompe hielo del clima.

—Sí, verdad.

—Me gusta más así. —Declaró.

—Bueno, a mí no es que me guste mucho, pero lo prefiero a que esté lloviendo. Sobre todo a mojarme.

—Pensé que te gustaba mojarte bajo la lluvia. —Dijo sonriendo con travesura, sarcástico pero mostrando todos sus dientes en una sincera sonrisa.

Tom recordó rápidamente la escusa tonta que le había soltado aquella vez… había sido tan obvio que no hubo sido un buen pretexto, pero al menos, no había sido un ‘me das pena’ más bien un  ‘yo te puedo ayudar’

—Sí… es que a veces me dan ataques de locura, ya sabes,  suelo hacer cosas que no están planeadas. — rió chulesco.

—Tus amigos se han de sentir orgullosos de ti.

Y Tom tragó amargamente. ¿Dónde mierda estaba ahora esos amigos?

No tenía.

—Ya lo creo, por eso siempre estoy en la calle rodeado de ellos. — no pudo evitar decir aquello  con tono de burla dolorosa más para sí mismo que para  su ahora acompañante escuchara.

Bill solo movió su cabeza de abajo para arriba como si de una afirmación se tratase. Tal vez Tom lo soltó sin pensarlo dejando ver que no tenía muchos amigos.

—Vaya, me alegra. — no supo que más decir. Él pasaba por lo mismo. Georg no le permitía tener amigos.

—Sí, bueno, ahora mismo no están por que les he pedido que me dejasen solo, para pensar y eso.

—Vale.

— ¿Y tu novio donde está ahora?

—Me ha dicho que tiene un trabajo que hacer y mejor me he venido solo.

—Vaya… ¿y que estudia?

—Música

— ¿Música? —preguntó  extrañado sin poder ocultarlo, si estudiaba música seguro era que le había avisto alguna vez. En el mismo edificio estaban todos los alumnos que estudiaban música, unos en unos pisos y otros en otros, cada uno separado por diversos semestres pero en el mismo edificio al fin y al cabo.

—Sí, porque el asombro. — preguntó al ver la cara de duda que se había incrustado en el rostro de Tom.

—Bueno, yo estudio música también.

—Que coincidencia. A lo mejor y le has visto alguna que otra vez en los pasillos.

—Es  probable. — Tom no  quiso si quiera saber cómo se llamaba el tío, solo de pensar en cómo había visto llorar a Bill y en lo que él mismo le había confiado no deseaba conocerlo.

—Tal vez esté en otro año, no sé…  distinto. — La tensión se había formado de la nada. Bill no supo ni porqué  Tom de pronto había puesto como un muro invisible que le cortaba la distancia y la seguridad incluso para hablar.  Pensó que quizá por lo mismo Tom no tenía muchos amigos, pero lo que él no sabía, es que a Tom ya le molestaba su novio solo por el hecho de nombrarlo sin saber quién era.

—Sí, seguro.

—Igual y tampoco le hablé a él de ti. — soltó sin más, bajando la vista, buscando  bajar la tensión.

—Y mejor así.

—Sí, mucho mejor.

Tom bajó la mirada, luego giró su rostro hacia la calle esperando a que apareciera el autobús de una vez por todas. Le era agradable volver a ver a Bill pero no como para estar escuchando como cada tantos mencionaba a su ‘famoso’ novio.

—Hoy iremos al cine. — soltó de pronto.

—Que bien.

—Sí.

De nuevo el silencio, parecía que las  conversaciones siempre terminaban así, por más que uno o el otro se empeñase en continuarlas.

— ¿Y que verán? — preguntó Tom, el momento se había vuelto tan incómodo y solo deseaba irse de ahí, pero Bill no se lo merecía solo por mencionarlo. Seguro era que le hacía sentir mal si salía pitado  para no escuchar más de lo mismo.

—No sé, no me lo dijo.

— ¿No  escogen juntos las  películas que ven?

—Bueno, a él no le gusta lo que a mí me gusta, así que siempre vemos lo que él quiere.

—Vale. — Tom pensó que seguía siendo el mismo patán de siempre,  pensó que muy probablemente el  chico ese maltrataba también a Bill, no solo emocionalmente,  tenía muchas características que poseen los hombres golpeadores.

Le miró de soslayo y sintió pena, no era justo que un chico tan alegre, con aquella mirada vivaz y una espléndida sonrisa como él tuviese una vida así y por gusto propio. ¿lo más extraño era que lucía tan feliz?

— ¿Y qué tipo de películas te gustan? — desvió  el tema un poco.

—No sé…  — se quedó pensando por unos minutos  — de suspenso, comedias románticas, drama, y una que otra de acción.

—No está mal.

— ¿Lo crees?

—Sí, son películas buenas, bastante entretenidas sobre todo.

—A él solo le gustan las de autos y chicas todas boludas. — Bill no se dio cuenta que había hecho cara de repelús al pronunciar  ‘boludas’ cosa que hizo reír a Tom.

—A veces no es agradable ver a las chicas tan operadas, llenas de bolas que parece que se van a desinflar. — dijo teatrero, pensando que a él si le gustaba ver a ese tipo de chicas e imaginándolas en su mente.

—Es lo que siempre digo — soltó Bill como si alguien en el mundo por primera vez le comprendiese y soltó un bufido de alivio —. Yo siempre me quedo pensando ¿cómo es posible que a muchos hombres les guste ver eso, si es tan grotesco?  Además que se nota de solo mirar que son falsas las bolas de silicona que llevan. Es tan iluso pensar que les guste  si saben que son de mentiras, es engañarse a sí mismos. Si fueran reales es otra cosa.

— ¿A ti te gustan?

—No para nada.

— ¿Y a ti?

Tom sonrió, ¿no era lógico?

—Algo así.

—Lo imaginé.

Tom se encontraba de espaldas al sentido de la calle, mientras que Bill daba justo en frente de esta. Él fue el primero en darse cuenta que se aproximaba.

—Ya viene mi autobús. — le informó a Tom, quien volteó al segundo.

— ¿Te vas en ese? — preguntó con un deje de asombro.  Sería demasiada casualidad.

— Sí, ¿por qué?

—Es el que yo tomo.

— ¿En serio? — Bill sonrió.

Los dos chicos subieron al camión en cuanto este paró y abrió sus puertas.

El camino fue divertido, mientras veía a Bill reír de cualquier cosa.  Tenía una risa contagiosa, además de ser  muy agradable estarla viendo, sobre todo por la sinceridad que mostraba en ella.

Resultó que no vivían muy lejos el uno del otro. Inclusive bajaban en la misma parada, nada más que uno viraba a la izquierda y otro a la derecha, separadas por solo pocas calles de distancia.

Se despidieron  y cada uno partió a su hogar.

Tom buscó en su cabeza si alguna vez le había visto, pero no, todo parecía indicar que nunca le había avisto antes.

Llegó a su casa y sacó comida del  microondas. La  calentó y se fue a tu habitación. Ahí comía con frecuencia, su padre nunca estaba en casa a esa hora y a él le apetecía más comer en su habitación mirando el televisor.

Después de tocar un rato la guitarra más tarde se tumbó encima de la cama y se quedó pensando: ¿Cómo era posible que ese tío ‘ese’ desperdiciara la sonrisa de Bill?  Tenía una sonrisa demasiado genuina, demasiado linda como para estarse viendo todo el día  ¿Cómo se atrevía a hacerlo llorar? ¿Y por qué precisamente con él?
Bill, se sabía de solo verlo que podía ser demasiado agradable su compañía, no se miraba que fuese problemático, ni desagradable.

Pero lo que más le hacía pensar a Tom, era saber por qué Bill seguía con ese tío que le dañaba, porque si él fuese novio de un chico como Bill solo  le haría sonreír todo el día y disfrutaría una película que a él le gustara.
Pero al reaccionar negó ¿Qué mierdas estaba pensando?

Dejó de pensar en el tema antes de cabrearse  y confundirse más y se quedó dormido.


La tarde había caído y Gustav estaba fuera de su casa, esperando a  que Tom terminara de alistarse. Le era impresionante al rubio pensar en qué podía tardar tanto su amigo si siempre lucía las mismas pintas 

—Hasta que termina la damisela — Se burló Gustav al ver a Tom saliendo de casa —. Pensé que tendría que esperar a que amaneciera.

—No seas pesado, tío, si no he tardado tanto.

Los dos subieron al auto de Gustav. A este  no le gustaba llevarlo a la universidad porque luego podían rayarlo y él solo  lo quería más que a nadie, así que no lo expondría.

Cenaron algo de comida rápida en la calle y se dispusieron  al pub de moda.

El lugar estaba abarrotado como de costumbre. Siempre era todo un caos entrar al sitio, sobre todo el día de chicas, pero era al que las chicas más lindas iban, así que por conseguir un buen ligue valía la pena.

Tom y Gustav se adentraron entre la multitud hasta llegar a la barra.


Eran las dos de la mañana, Tom había bebido más de la cuenta al igual que Gustav. Los dos habían pillado a  chicas lindas.

Gustav no perdía el tiempo, moviendo sus labios sobre los de una rubia fatal, con un corto vestido rojo que delineaba perfectamente bien sus curvas. Tom haciendo lo mismo. La chica que ahora le abrazaba y le besaba era alta y delgada, con el cabello negro hasta los hombros y ojos cafés intenso.

Tenía rato besándola, ni si quiera sabía su nombre pero poco le importaba. De momento así estaba bien.

Bebidas chicas, música ¿Qué más podía pedir?  Además que ella parecía estar ansiosa por un roce más cercano, ya que sus ávidas manos se colaban por debajo de su polera acariciando la cinturilla de su pantalón. Tom la dejaba ser, disfrutando del momento.

Tenían rato besándose y  el aire había comenzado a hacer falta, así que se vio obligado a alejarse un poco  para coger aire, se  separó de la chica y entre las pocas luces del lugar, le vio sonreír. Pero la reacción de Tom no fue precisamente la que ella esperaba. Al verla, Tom no le  vio a ella. De pronto su sonría era idéntica a la del chico que lloraba y un nudo se formó en su garganta, revolviéndole el estómago y sintiendo náuseas a causa de ello, bajó la cabeza, la sacudió, era el alcohol, seguro, pero al volver otra vez su vista a ella, ya ni si quiera tenía sus ojos, ahora poseía los del chico.

Tom se apresuró, disculpándose y corrió al baño.  Frente al espejo se miró y hecho un poco de agua buscando coherencia en su vista.

¿Por qué había visto la sonrisa y los ojos  de Bill en la cara de la chica? 



¡¡¡Creo que algo está comenzando a suceder por aquí!!! ¿Qué creen ustedes? ¿Les va gustando el fic?
Besos y si les gusta dejen comentario para saber si sigo publicando aquí mis historias, por favor... 
Lindo inicio de semana  

wibiya